¿Qué son y cómo se contagian a las mascotas?. ¿Cómo retirarlas una vez adheridas a la piel?. Consecuencias para la salud de los animales y del hombre. Prevención y control del parásito.
¿Qué son las garrapatas? Son parásitos externos de distintas especies de animales que, desde el punto de vista biológico, se clasifican como ácaros, parientes cercanos de las arañas. Las garrapatas constituyen uno de los grupos de parásitos externos más importantes que existen, no solo por los daños directos que ocasionan al ganado, a los animales de compañía y a las especies silvestres sino también por la gran cantidad de enfermedades que transmiten.
Las garrapatas poseen características biológicas inusuales que contribuyen a su éxito reproductivo y su potencial como vector o transmisor de enfermedades infecciosas. Una de las más sobresalientes es su extraordinaria longevidad. Este atributo no solo perpetúa en el ambiente a las garrapatas sino que, además, también prolonga la supervivencia en el medio de los patógenos que ellas transportan, dificultando así el control de dichas enfermedades. La duración del ciclo de vida de las garrapatas está influida por la capacidad que tienen estos parásitos de disminuir sus funciones vitales y “quedar en espera”, si las condiciones ambientales no le son favorables.
Otra característica inusual de las garrapatas está relacionada con la posibilidad de almacenar reservas en su aparato digestivo. En efecto, tienen la propiedad de poder acumular en su organismo, sin digerir, parte de la sangre que succionan de las mascotas para consumir progresivamente este alimento durante varios meses o incluso años.
En el mundo existen unas 800 especies de garrapatas que se dividen en dos grandes grupos: las blandas y las duras, de acuerdo con la dureza de la membrana, llamada cutícula, que reviste su cuerpo. Todas ellas se alimentan de la sangre del animal parasitado, es decir, son hematófagas. Para esto cuentan con un aparato bucal especial, con ganchos, que les permite perforar la piel del hospedador, adherirse fuertemente a ella y succionar la sangre. Estas estructuras de anclaje les posibilitan enterrar su cabeza entera debajo de la piel del anfitrión para chupar su sangre. Debido a este mecanismo de fijación, si una garrapata es arrancada en forma incorrecta del hospedador, la cabeza suele permanecer enterrada en la piel. Por todas estas características, las garrapatas pueden transmitir distintas enfermedades infecciosas tanto a los animales como al hombre.
Todas las garrapatas atraviesan por 4 estadios de maduración durante su ciclo biológico: huevo, larva, ninfa y adulto. Este ciclo puede ocurrir completamente sobre un mismo hospedador o puede tener dos o tres diferentes, según la especie que se trate. Luego de copular, cada garrapata hembra pone entre 3 y 4 mil huevos, para lo cual siempre se baja del hospedador y elige preferentemente áreas de vegetación abundante con pastizales y arbustos. En nuestro país, la garrapata que con mayor frecuencia afecta a las mascotas es la llamada comúnmente garrapata marrón o café del perro. Aunque menos frecuente que en los caninos, las garrapatas también pueden encontrarse tanto en los gatos, como en otros animales con pelos, incluso en los seres humanos.
Las estaciones del año con promedios de temperatura más elevados, como son la primavera y el verano, resultan la época donde aumentan considerablemente los casos de esta parasitosis en los animales de compañía y, por esa razón, desde el inicio de la primavera hasta el otoño deben intensificarse los programas de prevención y control.
¿Cómo se contagian las mascotas? El contagio de un perro o un gato con garrapatas se produce luego de que estas mascotas entran en contacto con un ambiente infestado por estos parásitos, quienes se suben a los animales para alimentarse. Según la especie de garrapata que se trate existen diferencias en cuanto a la relación que mantienen con su hospedador durante su ciclo biológico.
En el caso de la garrapata color café, el parásito se sube a 3 huéspedes distintos a lo largo de su ciclo de maduración (en algunos casos puede tratarse del mismo animal). Una vez que los huevos eclosionan nacen las larvas que inmediatamente buscan subirse a su primer hospedador, un perro, un gato, un roedor o incluso el hombre, para alimentarse de su sangre. Luego de esta comida, la larva se baja del huésped y muda para convertirse en ninfa que también comienza a buscar un proveedor de alimentos para subirse a él.
Del mismo modo, una vez alimentada, la ninfa se deja caer del animal parasitado para convertirse en el suelo en adulto. La forma adulta vuelve a subirse a su tercer hospedador, donde se alimenta nuevamente. En sólo 5 a 7 días, una garrapata adulta hembra puede crecer hasta 4 veces de tamaño y aumentar unas 100 veces su peso. Todo esto a expensas de la sangre de su mascota. Además de nutrirse arriba del animal las formas adultas también copulan allí. Finalmente, la hembra se baja del hospedador para poner los huevos, reiniciándose un nuevo ciclo. En condiciones favorables, el ciclo biológico de la garrapata color café se desarrolla en apenas unos dos meses, pero puede extenderse hasta más de 900 días si el ambiente no resulta benigno para la vida del parásito.
¿En qué parte del cuerpo se localizan las garrapatas? Estos parásitos se ubican en las zonas del cuerpo de las mascotas donde su piel es más fina y presenta mayor irrigación sanguínea: en las orejas, alrededor de los ojos, entre los dedos de las extremidades (espacio interdigital), en la nuca, el cuello, entre otros lugares. No obstante, cuando la infestación es muy severa el parásito se distribuye por todo el cuerpo. En los gatos las garrapatas se ubican con mayor frecuencia en el cuello y la cara.
¿Qué debo hacer si le encuentro una garrapata a mi perro? En primer lugar, no es conveniente arrancarla de cuajo ya que de esa forma lo único que se logra es eliminar sólo una parte del cuerpo, quedando todavía el resto del parásito adherido al perro lo que puede provocarle infecciones. Tampoco es correcto intentar soluciones caseras como quemar el cuerpo de la garrapata con un fósforo o aplicarle kerosén o algún otro producto tóxico.
También hay que tener presente que la sangre que contiene la garrapata puede transmitir enfermedades contagiosas al hombre por lo que, antes de manipularla, es necesario protegerse las manos con guantes de goma y preferentemente usar una pinza. Lo ideal es aplicar algún producto del mercado que le aconseje su veterinario, siguiendo las “Instrucciones de uso” que figuran en la etiqueta; esperar unos minutos y luego intentar retirarlo colocando la pinza lo más cerca posible de la unión del parásito con la piel de la mascota.
Esta maniobra debe realizarse con un movimiento suave pero sostenido y siempre en dirección recta, nunca retorcer el cuerpo del parásito porque de esa forma se desprenderá sólo una parte quedando el resto dentro de la piel de la mascota.
Una vez despegada la garrapata hay que ponerla en un recipiente con alcohol para matar al parásito y destruir sus huevos. Nunca intente aplastarla o pisarla, tampoco la arroje directamente en el recipiente de los residuos domiciliarios o en el inodoro porque de esa manera el parásito continúa vivo y puede seguir reproduciéndose.
Es conveniente desinfectar la lesión que dejó el aparato bucal del parásito en la piel de la mascota ya que puede ser puerta de entrada para infecciones bacterianas e incluso para que ciertas moscas pongan sus huevos allí, en particular durante el verano.
¿Cómo afectan las garrapatas a la salud de las mascotas? Dada su condición de artrópodos chupasangre las garrapatas ocupan el segundo lugar, después de los mosquitos, como vectores de enfermedades humanas y animales que son debilitantes o que constituyen una amenaza para la vida.
Debido a su tipo de alimentación, y siempre que el grado de infestación sea severo, las garrapatas pueden provocar en el animal parasitado debilidad, enflaquecimiento progresivo, anemia (por la gran pérdida de sangre) e incluso la muerte de la mascota por desangrado o por alguna otra enfermedad a la que queda susceptible debido a su estado de debilidad extrema. El daño mecánico de la picadura del parásito, sumado a los efectos de las sustancias irritantes de su saliva, provocan lesiones inflamatorias de la piel que se manifiestan con prurito (picazón), rascado e inquietud. La saliva también puede ocasionar trastornos neuromusculares en el animal parasitado que derivan en un cuadro de síntomas conocido como “parálisis producida por la garrapata”.
Además de estos problemas, las garrapatas ofrecen el riesgo potencial de contagio de distintas enfermedades infecciosas, como la Piroplasmosis o Babesiosis, la Ehrlichiosis (una parasitosis) y la enfermedad de Lyme o borreliosis. Todas ellas pueden contagiarse al hombre por lo que hay que tener cuidado con un eventual contacto con la sangre que han ingerido estos parásitos (por ejemplo si se intenta despegar las garrapatas de la mascota sin ninguna protección en las manos). En los últimos años, se incrementaron los casos de hepatozoonosis, enfermedad parasitaria transmitida también por la garrapata.
¿Cómo se previene esta parasitosis?
Los dos puntos estratégicos de control de la garrapata son: la aplicación preventiva del producto a la mascota durante todo el año, y la higiene ambiental con el fin de evitar graves infestaciones. Con la llegada de los primeros calores de la primavera es conveniente que el propietario de una mascota realice un programa de control mensual del parásito, ya que este clima favorece las condiciones biológicas para la reproducción de la garrapata. En este sentido existen en el mercado distintos productos y formas de aplicación desarrolladas para el control de los parásitos externos de los animales de compañía, tanto garrapatas como también piojos y pulgas. Entre estos productos, los de aplicación tópica (spot on) tienen un resultado superior sobre los champúes y los baños. Consisten en una pipeta cuyo contenido se coloca sobre el dorso del animal y tiene una persistencia prolongada.
En cuanto al control ambiental se recomienda tomar las siguientes medidas: pasar regularmente la aspiradora tanto en las alfombras como debajo de los sillones y muebles del hogar. Lavar con frecuencia la cama de la mascota o los caniles en el caso de criaderos. Hay que tener presente que una larva puede sobrevivir sin alimentarse por casi 1 año y que las garrapatas adultas trepan hasta un metro del suelo, por lo que se debe regar o fumigar las paredes y grietas hasta esa altura.
Si vive en una casa es conveniente mantener bien corto el nivel del pasto del jardín o del parque. Evite que su perro o gato ingrese a terrenos baldíos u otros lugares donde pudiera haber pastizales o arbustos. Si realiza alguna salida con su mascota a espacios públicos o a algún lugar agreste (bosque, campo) se aconseja revisar el pelaje del animal a su regreso a su casa.
¿A pesar de no verlas, las garrapatas pueden persistir en el ambiente? Sí. Hay que tener presente que, si bien las mejores condiciones ambientales para su reproducción se presentan durante los meses cálidos, cuando el medio no le es favorable tienen la capacidad de disminuir su metabolismo y entrar en un periodo de latencia o espera que les permite sobrevivir hasta más de 250 días sin alimentarse. Es decir que, una vez terminado el calor del verano, las garrapatas pueden perfectamente mantenerse en acecho en las áreas infestadas, siempre que no se realice ningún control, hasta que comiencen los primeros días cálidos de la próxima primavera donde nuevamente resurge un problema que se creía solucionado.
¿Cuál es la mejor forma de controlar las garrapatas? De acuerdo con estudios científicos de comparación de eficacia entre algunos de los productos comerciales utilizados para prevenir y controlar las garrapatas, los perros a los que se aplicó FRONTLINE® tuvieron menos garrapatas que los grupos de animales que recibieron otras drogas (al cabo de 28 días).
La excelente persistencia del poder de acción de FRONTLINE® se debe a ciertas características químicas de la molécula de este producto que hace que permanezca sobre el pelo del animal durante un período mayor que otras drogas. De esta forma, la protección contra las pulgas que ofrece en los perros tiene una duración de 2 hasta 3 meses y de 1 mes contra las garrapatas. En tanto que en los gatos el efecto protector contra las pulgas es de aproximadamente cuarenta días.
Por su mecanismo de acción, FRONTLINE® ataca selectivamente al sistema nervioso central de las garrapatas y pulgas por lo que no ofrece ningún riesgo para la salud de las mascotas, de hecho el FRONTLINE® Spray se lo puede utilizar en cachorros desde su nacimiento y todas las presentaciones de FRONTLINE® pueden usarse en hembras gestantes y en lactación.
FRONTLINE® Plus es el producto de elección para controlar las infestaciones graves y la contaminación ambiental por parásitos difícil de combatir.
Además, este producto no solo es seguro para los animales a los que se les aplicó, sino también para sus propietarios y el medio ambiente.
Fuente: Merial
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