El gato doméstico es uno de los animales de compañía más populares del mundo. Sin embargo, a pesar de su popularidad, se sabe relativamente poco sobre la cognición felina, la evolución del comportamiento de los gatos y el papel que ha desempeñado la domesticación en la conformación de la salud mental y las capacidades de los gatos, especialmente en comparación con lo que se sabe sobre las capacidades cognitivas del otro animal de compañía popular, el perro.
De manera similar, se sabe poco sobre el comportamiento social de los gatos, particularmente en el contexto de la interacción humana y el entorno doméstico, y la falta de investigación en esta área posiblemente se deba a una idea errónea generalizada de que los gatos domésticos no son una especie social.
Si bien la investigación sobre la cognición de los gatos ha quedado rezagada con respecto a la de los perros, que se ha disparado en las últimas décadas, el trabajo que investiga las habilidades perceptivas y la sociabilidad de los gatos, incluido su apego a los humanos, ha crecido en los últimos años. Aun así, muchas habilidades cognitivas, tendencias sociales y patrones de comportamiento en los gatos permanecen en gran parte sin explorar.
Aunque la totalidad de la evidencia sugiere que los gatos domésticos han desarrollado una gama de comportamientos y mecanismos que facilitan sus interacciones con los humanos, los gatos han sido retratados con frecuencia de forma negativa en la cultura popular y la prensa, y a menudo se los describe como egoístas, insensibles o manipuladores, lo que revela sesgos sociales profundamente arraigados que pueden haber contribuido a una investigación limitada sobre el tema.
PREVENIR EL SÍNDROME DE DISFUNCIÓN COGNITIVA EN GATOS
La investigación sobre gatos también puede verse obstaculizada por el sesgo social que surge de asociaciones negativas en el folclore y la mitología, incluida la asociación de los gatos con la brujería y su relación ocasionalmente ambivalente con la sociedad humana. En última instancia, estas asociaciones pueden afectar no solo al incentivo para la investigación sobre la cognición de los gatos, sino también al cuidado y bienestar de los gatos domésticos, callejeros o salvajes. Por lo tanto, una mayor comprensión de la cognición de los gatos podría tener implicaciones importantes para mejorar el bienestar de los felinos, tanto en el hogar como en los refugios, y mejorar las interacciones entre humanos y gatos.
La prestación de una atención sanitaria integral a los gatos requiere una comprensión de su salud física, emocional y cognitiva. Dado el potencial de la nutrición para afectar a cada uno de estos componentes, una mayor comprensión de las influencias de la nutrición felina en la función cognitiva también puede ayudarnos a influir positivamente en la salud y la calidad de vida de los felinos.
En este marco, el objetivo de una revisión realizada por investigadores de Hill's Pet Nutrition ha sido considerar cómo ha evolucionado el estudio de la cognición felina, su estado actual y las influencias de la nutrición en la cognición de los gatos. Para los fines de esta revisión, la cognición felina se define como las formas en que los gatos pueden recibir información sensorial, procesarla, retenerla y usarla para guiar el comportamiento.
CARNÍVOROS ESTRICTOS
Los miembros de la familia Felidae son carnívoros obligados y tienen una capacidad limitada para explotar otras fuentes de alimento debido a una variedad de adaptaciones nutricionales. De hecho, la familia Felidae es la única familia Carnivora en la que todos los miembros pueden considerarse verdaderamente carnívoros.
En general, la dieta de los gatos salvajes consiste en tejido animal, siendo las aves y los pequeños mamíferos las presas más comunes, dependiendo del ecosistema. Dado el pequeño tamaño de las presas, los gatos salvajes generalmente comen varias comidas pequeñas cada día para satisfacer sus necesidades nutricionales.
Los gatos se han adaptado a una larga historia de consumo de presas como su única fuente de alimento. Como resultado, 'el requerimiento de proteínas de los gatos es sustancialmente mayor que el de otras especies', comentan los autores. Igualmente, los gatos también tienen mayores requerimientos dietéticos de ciertas vitaminas que muchos otros mamíferos debido a la actividad reducida de las enzimas involucradas en las vías de síntesis de las vitaminas A y D y la niacina. 'Los gatos no pueden convertir suficiente betacaroteno en retinol, la forma activa de la vitamina A', explican.
También muestran varias adaptaciones fisiológicas que demuestran su larga historia de bajo consumo de carbohidratos y alto consumo de proteínas. Por ejemplo, los gatos carecen de amilasa salival, la enzima que inicia la digestión de carbohidratos.
Sin embargo, incluso con estas adaptaciones evolutivas, los estudios han demostrado que los gatos domésticos pueden digerir y absorber eficazmente el almidón incluido en la dieta. 'Los gatos domésticos todavía pueden utilizar carbohidratos para satisfacer sus necesidades de glucosa y energía y pueden adaptarse a dietas con amplias variaciones en el contenido de macronutrientes', señalan.
EL CEREBRO DEL GATO
Aunque se han logrado avances significativos en la comprensión de las capacidades cognitivas de los perros, la investigación sobre los gatos está muy rezagada. Asimismo, aunque algunos investigadores sostienen que los perros son más fáciles de entrenar que los gatos, algunos datos sugieren que esta puede no ser una conclusión precisa. Varios estudios muestran que los gatos responden al entrenamiento a través del refuerzo positivo, aprendiendo a realizar una variedad de comportamientos indicados. 'A diferencia de los perros, se ha descubierto que la mayoría de los gatos prefieren la socialización humana a la comida. Esto sugiere que la idea errónea de que los gatos no pueden ser entrenados puede deberse a una falta de comprensión de qué estímulos motivacionales prefieren los gatos individuales', comentan.
La función cognitiva es un importante contribuyente al bienestar de los gatos, y factores como el envejecimiento y el virus de inmunodeficiencia felina pueden perjudicar las capacidades cognitivas felinas. Para los autores, es cada vez más evidente que los gatos experimentan cambios neuropatológicos relacionados con la edad que son paralelos a los observados en humanos con enfermedad de Alzheimer. Debido a que los gatos viven más tiempo hoy que nunca debido a los avances en nutrición felina, medicina veterinaria y conciencia de los dueños sobre la salud felina, la prevalencia del deterioro cognitivo felino relacionado con la edad está aumentando.
De hecho, un estudio informó que el 28 % de los gatos de 11 a 14 años sin enfermedad sistémica experimentaron al menos un signo conductual atribuible al síndrome de disfunción cognitiva (CDS) y esto aumentó al 50 % entre los gatos de 15 años de edad y mayores. También se observa una prevalencia similar del síndrome de disfunción cognitiva con la edad en perros, con muchos cambios de comportamiento superpuestos implicados.
Los cambios de comportamiento del síndrome de disfunción cognitiva en gatos incluyen aumento de la vocalización, interacciones sociales alteradas, cambios en los patrones de sueño/vigilia, micción fuera de la arena, desorientación, cambios en la actividad, ansiedad y déficits de aprendizaje y memoria.
NUTRICIÓN, COMPORTAMIENTO Y COGNICIÓN
A pesar del papel fundamental de la nutrición en el desarrollo del cerebro y el impacto de la mala nutrición en la función cognitiva y el comportamiento de los animales, la investigación sobre la asociación entre la nutrición y la cognición en los gatos domésticos está apenas en sus primeras etapas.
Según la Asociación Estadounidense de Veterinarios Felinos (AAFP), las estrategias recomendadas para el manejo del síndrome de disfunción cognitiva en gatos incluyen la educación del cliente; la optimización ambiental; suplementos con ácidos grasos esenciales, antioxidantes y vitaminas B; y feromonas.
Si estas intervenciones no mejoran los signos de disfunción cognitiva, la selegilina, un inhibidor de la monoaminooxidasa que aumenta el nivel de dopamina presente en el cerebro, puede ser beneficiosa, aunque la selegilina no debe administrarse sin receta y supervisión de un veterinario. La terapia de combinación individualizada 'es más efectiva y puede mejorar la función cerebral, la longevidad y la calidad de vida de los gatos con síndrome de disfunción cognitiva'.
Del mismo modo, añaden que el desarrollo de dietas para reducir los signos del síndrome de disfunción cognitiva en gatos ha sido un desafío. Varios estudios en perros con síndrome de disfunción cognitiva han demostrado mejoras de comportamiento y una deposición reducida de amiloide en el cerebro con el uso de suplementos o dietas con una variedad de combinaciones de vitaminas, antioxidantes, ácidos grasos esenciales y otros componentes potencialmente útiles. No obstante, 'hasta donde sabemos, no se han realizado estudios nutricionales en gatos diagnosticados con CDS; por lo tanto, se sabe muy poco sobre la nutrición que puede ser beneficiosa para los gatos con CDS'.
Sin embargo, consideran que, si se utiliza de forma adecuada, es probable que el tratamiento dietético de los síndrome de disfunción cognitiva sea seguro y tenga relativamente pocos efectos secundarios en comparación con los agentes farmacológicos. 'Muchos suplementos y dietas para mascotas con complementos nutricionales pueden ser agradables al paladar de los gatos y fáciles de ingerir, lo que mejoraría la adherencia y la probabilidad de obtener resultados favorables'.
Los autores se hacen eco de un trabajo sobre una dieta suplementada con aceite de pescado, antioxidantes, arginina y vitaminas B, que mostró un efecto beneficioso en varias medidas de aprendizaje de discriminación espacial y de tamaño y aprendizaje inverso en gatos de mediana edad y mayores, lo que sugiere que dicha dieta puede ser capaz de mitigar los efectos nocivos del síndrome de disfunción cognitiva.
Del mismo modo, las terapias complementarias, como la melatonina, las feromonas enchufables, la L-teanina, el hidrolizado de proteína de leche, los aceites esenciales y las combinaciones de aminoácidos y hierbas, pueden ayudar a corregir los ciclos de sueño/vigilia y reducir la ansiedad.
Desafortunadamente, una vez que el síndrome de disfunción cognitiva es grave, 'los cambios ambientales o nutricionales significativos pueden tener un efecto negativo'. Debido a la naturaleza de la enfermedad, los gatos afectados tienden a responder particularmente mal a los cambios, ya sea que los cambios estén relacionados con su dieta, entorno o rutina diaria. En esta etapa de la enfermedad, los cambios deben mantenerse al mínimo y, cuando sea necesario, deben realizarse lentamente y con tranquilidad.
OPORTUNIDADES EN LA COGNICIÓN Y NUTRICIÓN FELINAS
Para mejorar el bienestar de los gatos que envejecen, 'se necesitan enfoques adicionales que prevengan, ralenticen, controlen o reviertan los síntomas del síndrome de disfunción cognitiva'. Debido a que las neuronas no se pueden reemplazar en cantidades suficientes para restaurar la función cerebral normal después de que se pierden, 'debe haber un mayor enfoque en la prevención del CDS, posiblemente utilizando nutrientes o agentes bioactivos que combatan la neurodegeneración'.
Hasta donde saben los autores, no se han realizado estudios que comparen la eficacia relativa de dietas, nutrientes o suplementos individuales en gatos diagnosticados con síndrome de disfunción cognitiva, y hay poca evidencia en torno al impacto de la combinación de múltiples opciones. Sin embargo, se espera que la terapia combinada controle de manera más efectiva a los gatos con síndrome de disfunción cognitiva.
Aun así, se necesita más investigación para determinar la combinación más adecuada de nutrientes y factores dietéticos y las concentraciones óptimas de estos nutrientes para maximizar su efecto beneficioso sobre la función cognitiva, la salud cerebral y el comportamiento de los gatos. 'También se necesita investigación adicional sobre el papel del microbioma y el eje cerebro-intestino-microbioma en la cognición y el comportamiento felinos.
En resumen, el bienestar de un animal puede 'determinarse en función de si es capaz de realizar comportamientos que son 'naturales' y en qué medida lo es'. La salud social, física y mental de los animales está estrechamente vinculada a su bienestar y debe evaluarse de manera consistente y precisa. Por lo tanto, 'debemos esforzarnos por comprender mejor el comportamiento social, la cognición y la fisiología de los gatos domésticos para proporcionar un entorno y un perfil nutricional que les permita tener la mejor calidad de vida posible'.
Fuente: Diario Veterinario
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