La nutrición de mascotas tiene aspectos fundamentales que deben considerarse antes de elegir algún alimento o una dieta específica. Para esto, el mercado ofrece alternativas que debemos analizar

 

Alimentos Orgánicos y Naturales

La venta de alimentos con productos naturales para mascotas aumentó de manera marcada en la década de 1990. No obstante, el término natural no está legalmente definido o regulado y es en consecuencia de amplia interpretación.

Aunque este tipo de alimentos son escasos en nuestro país, hay un mercado creciente para ellos. Dichos alimentos representan el 5% del total de las ventas en el mundo, aunque su crecimiento es constante y en un futuro no muy lejano tendrán una porción mayor del mercado (Revista Petfood Industry, 2008).

Existe un gran interés por este tipo de alimentos el cual es debido, en gran medida, a las tendencias de los alimentos orgánicos para humanos. En el año 2002, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, definió un programa nacional orgánico donde se enuncia claramente qué se puede llamar alimentos orgánicos para humanos.

Los alimentos orgánicos son aquellos que usan ingredientes animales que no han recibido antibióticos u hormonas de crecimiento. Además, los ingredientes vegetales no pueden haber recibido pesticidas, fertilizantes sintéticos o radiaciones iónicas. Organismos genéticamente modificados son prohibidos. No obstante, dicha regulación no tiene un alcance para el sector de alimentos para mascotas. Aunque la AAFCO no tiene una regulación escrita para alimentos orgánicos, recomienda seguir los parámetros del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Los alimentos naturales, se refieren a aquellos que no incluyen aditivos artificiales (como preservativos), agentes colorantes o saborizantes artificiales. Además, son promocionados como libres de pesticidas y metales pesados. Dichos alimentos son preservados con anti-oxidantes naturales como los tocoferoles, ácido ascórbico y extracto de romero. No obstante, dichos antioxidantes son menos potentes que los artificiales y por lo tanto la vida media de dichos productos es más corta.

Dietas crudas

Existe una tendencia entre propietarios y criadores de perros y gatos que las dietas crudas pueden tener un mejor impacto en el estado general de la mascota que los alimentos extruidos. La principal motivación se relaciona con la creencia popular de la historia evolutiva del perro como carnívoro.

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Los defensores de estas dietas proponen que los ancestros de los perros cazaban y consumían presas y que los perros de hoy en día están mejor alimentados con dietas que no han sido sometidas a procesos de cocción. Dicho argumento refleja la precepción prevalente sobre el comportamiento cazador y patrones de consumo de los lobos y la relación entre éstos y los perros (Casey, 2008).

 Otros beneficios argumentados por los defensores de este tipo de dietas son los beneficios para el sistema inmune, mejoras en la vitalidad, estado de salud general, aumento de energía, disminución del olor corporal y mejoramiento del pelaje. No obstante, dichos beneficios tienen carácter anecdótico pues no existen reportes científicos documentados que evidencien estos beneficios. Es importante tener en cuenta dos aspectos a la hora de preferir una dieta cruda.

El primero, es el adecuado balance nutricional de la dieta ofrecida y el segundo la seguridad microbiológica y alimentaria del alimento. Freeman y Michel, (2001) evaluaron el contenido nutricional de cinco tipos de dietas crudas. Tres de estas dietas fueron hechas de forma casera y dos fueron comercialmente preparadas. De las tres dietas hechas en forma casera presentaron deficiencias nutricionales cuando fueron compradas con los requerimientos de la AAFCO para caninos. Los dos productos comerciales tuvieron desbalances marcados comparados con los parámetros AAFCO.

Por ejemplo, existió una deficiencia de calcio y fósforo con una tasa que es realmente peligrosa (0.15). Estas dietas tenían niveles exagerados de Zinc. Las dietas crudas comerciales tenían excesos de Vitamina D. El riesgo alimentario se puede generar por obstrucciones o perforaciones gastrointestinales por la inclusión de huesos. Sin embargo, el peligro más importante es la contaminación por bacterias de la carne y los huesos y la transmisión tanto a las mascotas como a los humanos (Billinghurst, 1993). Existen también casos reportados de aislamientos fecales de Salmonella spp y salmonelosis en perros y gatos alimentados con carne cruda (Stiver, Frazier y Mauel, 2003, Stone, Chengappa y Oberst, 1993, Billinghurst, 1993).

Dietas Vegetarianas

Un número grande de prácticas alimenticias son llamadas con el término vegetarianas. Por ejemplo las ovo-vegetarianas consumen plantas y huevos, las lactovegetarianas consumen plantas, huevos y productos lácteos. Uno de los más restrictivos es el veganismo el cual consiste en el consumo exclusivo de alimentos de fuentes vegetales sin consumir alimentos de fuentes animales.

La decisión de los propietarios de mascotas por iniciar una dieta vegetariana puede obedecer a varias razones como por ejemplo por motivos religiosos, éticos o por consideraciones de salud basados en sus propias creencias. Wakefield, Shofer y Michel, (2006) reportaron en un estudio con 34 gatos vegetarianos, que 32 de ellos tenían propietarios vegetarianos que argumentaban su dieta por consideraciones éticas. Aquellos propietarios que son vegetarianos creen que la dieta que ellos siguen puede ser beneficiosa para su mascota y que los alimentos tradicionales para gatos y perros no son beneficiosos o saludables.

Existen dietas comerciales para perros y gatos de tipo vegetariano. En el caso particular de los perros y dada su naturaleza omnívora, no es tan complicado formular una dieta de este tipo pues existen diferentes fuentes de proteínas vegetales que suplen los nutrientes necesarios para su crecimiento y mantenimiento. El reto está en los gatos los cuales son carnívoros estrictos.

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Nutrientes específicos en las dietas de gatos como taurina, pro-vitamina A y ácido araquidónico, se encuentran en tejidos animales y están ausentes en tejidos vegetales. Cuando se inicia una dieta vegetariana en gatos es fundamental suministrar de forma sintética estos tres nutrientes. Existen suplementos comerciales disponibles en el mercado que se venden como complementos a las dietas vegetarianas (Wakefield et al, 2006).

A la hora de escoger una dieta vegetariana se debe ser cauteloso y buscar asesoría con el médico veterinario pues hay análisis que demuestran que algunas dietas vegetarianas no cumplen los requisitos nutricionales en los gatos de acuerdo con lo establecido por la AAFCO (Gray, Sellon y Freeman, 2004, Kienzle y Engelhard, 2001b).

Las deficiencias más comunes son el bajo contenido de taurina, bajo contenido de proteína y baja cantidad de vitamina A preformada. Los efectos de una dieta vegetariana no se observan a corto plazo pues el organismo es capaz de sostener durante varios meses incluso años, niveles adecuados de los nutrientes anteriormente mencionados.

Lo anterior demuestra la dificultad que existe para poder crear una dieta vegetariana para gatos que brinde todos los nutrientes necesarios. Aunque los signos clínicos de deficiencia de taurina, vitamina A y vitamina B12 puedan desarrollarse en algunos meses, una respuesta a una dieta con bajas concentraciones de éstos, puede tardar años en manifestarse.

Aquellos propietarios que deciden suministrar una dieta vegetariana a sus gatos, deben vigilar cuidadosamente el estado general del gato y realizar exámenes de sangre periódicamente. Evaluación de alimentos para Mascotas Existe una cantidad de ofertas en el mercado de alimentos para mascotas y es importante aprender a diferenciar en aspectos como nutrientes óptimos, bienestar a largo plazo y relación costobeneficio.

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Los alimentos comerciales son la fuente principal de la nutrición de la mascota y por eso es muy importante escoger adecuadamente un alimento. Los factores más importantes para considerar en evaluaciones de alimentos para mascotas son: Nutrición balanceada y completa, palatabilidad, digestibilidad, contenido de energía metabolizable, costo, reputación de la empresa que lo vende, contribución a la salud dental, contenido de taurina (gatos), propiedades para la salud urinaria (gatos).

Alimentos Completos y Balanceados

La frase completo y balanceado es usado en la industria de alimentos para mascotas como garantía de que dicho alimento contiene todos los nutrientes esenciales en los niveles que el animal los necesita. Las mascotas se alimentan de acuerdo con el contenido calórico de los alimentos y por esto todos los nutrientes deben estar relacionados con las calorías  uministradas en la dieta.

Las regulaciones de la AAFCO permite incluir en los empaques de los alimentos frases como "completo y balanceado" bajo dos premisas: la primera es que el alimento ha completado exitosamente una serie de evaluaciones en animales (de acuerdo con protocolos de investigación de la AAFCO). La segunda es que el alimento está formulado con los requerimientos mínimos a máximos establecidos por la AAFCO (Tabla 2).

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Pruebas de preferencia y aceptación de los alimentos para mascotas La preferencia y la aceptación son las técnicas de medición específicas que contribuyen con la investigación de sensaciones manifestadas de placer o desagrado de la ingesta de alimentos.

Dichas pruebas deben tener el poder estadístico suficiente para evitar los errores de sesgo (Murphy y Myors , 1998). Las pruebas también deberían involucrar controles para variables potencialmente confusas como densidad calórica alta o baja, grado de voracidad del perro, sesgo por lateralidad (animales que siempre comen del mismo lado) y distracciones ambientales.

Los dos métodos más frecuentemente usados en estas evaluaciones son: la prueba de un solo alimento o "Monadic" (test de aceptación) y la prueba de dos alimentos o test de preferencia. La prueba de un solo alimento mide el grado de aceptación del mismo mientras que el test de preferencia mide el grado de escogencia entre dos alimentos que son ofrecidos simultáneamente en cada lado (Griffin, 1996). O dicho de otra manera, la preferencia es la medida cuantitativa de la variación de la palatabilidad. La hipótesis general es que si un perro consume más de uno de los dos alimentos evaluados, es porque prefiere dicha dieta (Thorne, 2004).

La preferencia involucra preguntas como ¿es este alimento malo, bueno o indiferente?  Kitchell, 1978). La preferencia fue definida por Griffing y Beidler (1984) como la relativamente alta verosimilitud de consumir uno de dos alimentos disponibles bajo condiciones muy específicas.

Ellos argumentan que factores pre-alimenticios, método de evaluación, entre otros, pueden afectar el resultado de la prueba. La prueba de escogencia es el método más confiable para determinar la preferencia de los alimentos (Hutton, 2002). Waterhouse y Fritsch (1967) recomendaron que debido a la alta variabilidad biológica, un número amplio de animales es necesario para le precisión de la medición y un buen método estadístico para comparar los valores promedios.

El número de perros y el número de días requerido para este tipo de pruebas depende del grado de confiabilidad deseada. En general, un estudio con 20 perros, durante dos días es adecuado. El test de Chi cuadrado es frecuentemente usado en este tipo de análisis para determinar si existen diferencias en los promedios de consumo. No obstante, Larose (2003) sugirió que 30 perros es el mínimo número de animales para evaluar de manera óptima la palatabilidad y así reducir el sesgo inherente a este tipo de metodología.

Larose (2003) también argumentó sobre la importancia de tener entrenados y validados los perros para pruebas de palatabilidad las cuales incluyen exposición previa a alimentos de diferentes categorías, acostumbramiento a comer en dos platos y socialización con otros perros con el objetivo de evitar interferencias relacionadas con una mala socialización y con hábitos alimenticios patológicos. Las pruebas de preferencia se miden mediante el índice de preferencia (IR) (Griffin, 1995) el cual corresponde a:

IR = A/(A+B)

Donde A y B son los consumos de alimentos diarios de un animal individual de cada uno de los diferentes alimentos. Como ejemplo, un animal ingiere 180 gramos de alimento A y 105 gramos de alimento B. Utilizando la ecuación, IR = 180/(180+105) = 0,63. Por lo tanto, el 63% del alimento consumido por el animal fue el A. Las proporciones mayores de 50% indican una preferencia por dicho alimento.

 Para grupos de animales de prueba, la relación pude se resumida de dos formas. Primero, cualquier animal con una proporción mayor de 0,51, puede clasificarse como que prefiere el alimento A, mientras que los animales con valores menores de 0,49 pueden ser clasificados como preferentes del grupo B. Aquellos animales entre 0,49 y 0,51 son clasificados sin ninguna preferencia. El resultado para el grupo luego puede expresarse como porcentaje de animales que prefieren el alimento A, que prefieren el alimento B o que no presentan preferencias.

Tanto la palatabilidad y aceptación de un alimento es fundamental porque de esto depende el suministro adecuado de nutrientes. La ingesta diaria óptima de nutrientes es función de la cantidad consumida y la concentración de nutrientes en el alimento. Un alimento no palatable será rechazado por el perro y el gato a pesar de que éste posea la mejor nutrición y combinación de nutrientes.

A pesar de la creencia popular que los animales consumen lo que necesitan, los perros y gatos pueden alimentarse de forma desbalanceada hasta cuando se rompa el nivel fisiológico de nutrientes corporales y se desencadene una enfermedad. La palatabilidad se define como el placer subjetivo que un individuo experimenta asociado al consumo de un alimento en particular (Araujo, Studzinsnski y Larson, 2004).

Por lo tanto, la palatabilidad no es una propiedad intrínseca del alimento como tal, es una percepción del animal y la particularidad de seleccionar un alimento sobre otro. La evaluación de la palatabilidad en gatos y perros ha llegado a ser bastante sofisticado con métodos que evalúan el olor, el sabor, y la textura de los alimentos.

Aspectos sensoriales de la palatabilidad El sentido del olfato tanto de perros como de gatos es bastante desarrollado y por lo tanto el olor es un factor clave en la aceptación del alimento (Tabla 3). Las personas tienen cerca de 3 a 4 cm2 de epitelio olfatorio. Los gatos alcanzan alrededor de 21 cm2 y los perros de 18 a 150 cm2  con una alta densidad de neuronas del sistema nervioso central relacionadas al olfato (Dodd y Squirrell, 1980; Bradshaw et al, 2000).

Kalmus (1955) reportó que dicho sistema olfatorio tan desarrollado le permite a los perros detectar concentraciones extremadamente bajas concentraciones (1 x 10-11 molar) de algunas soluciones y discriminar entre dos aromas de gemelos idénticos. La percepción de olores puede ser por aromas que llegan a través de la respiración (por olfateo), vía nasal (antes de comer o en el jadeo) y retronasal (durante la alimentación por la garganta) (Bradshaw, 1991).

El olfato está intrínsecamente ligado al gusto, el cual es el segundo en importancia después del olfato durante la selección de un alimento y en especial, por su participación en el efecto prolongado por el alimento (Houpt, Hintz y Shepherd, 1978). Por ejemplo, cuando los gatos no pueden escoger por el olfato, lo hacen por el gusto (Hullar, Fekete y Andrasofszky, 2001). El tacto es otro sentido importante en la palatabilidad. Este determina como se distribuyen las partículas en la boca y que tanta sensación hedónica generan (Thombe, 2004). Ni a los gatos ni a los perros les gustan las partículas pegajosas.

Cuando el tamaño de la croqueta se incrementa, esto disminuye la tasa de consumo pues el animal tarda más tiempo masticando de lo que demoran con croquetas más pequeñas. Los gatos son más sensibles a las formas y texturas de las croquetas pues estos comen más despacio y tardan más tiempo masticando. Los gatos rechazan croquetas con formas puntiagudas porque generan una sensación desagradable en el paladar y pueden lastimar sus encías.

La visión es importante para el comportamiento de cacería y búsqueda de las presas en los animales salvajes. Sin embargo, se desconoce cualquier relación entre la visión limitada de los colores de los perros y gatos y su preferencia por los alimentos de colores. Debido a lo anterior, es solo especulación el grado por el cual el estímulo visual influye en la preferencia de alimentos.

Son comunes los alimentos coloreados, que en realidad parecen más atractivos para los dueños que para sus mascotas. Factores que afectan las preferencias de alimentos Desde el punto de vista del alimento, hay ciertas materias primas más palatables que otras. La calidad de los ingredientes y la forma como ellos son cocinados, procesados y almacenados afectan significativamente la aceptabilidad y la palatabilidad.

Por ejemplo, la extrusión de granos da una textura agradable y olores deseables para el perro. Sin embargo, si estos granos han sido contaminados por hongos, inmediatamente se generará un rechazo del alimento. Los almidones sometidos a procesos de extrusión débiles, tendrán densidades altas, lo cual afectará negativamente la textura y la masticación del producto.

 La temperatura a la cual se sirve el alimento influye en la preferencia de los alimentos. Los perros y gatos prefieren el alimento servido a la temperatura corporal (Sohail, 1983). Los perros y gatos prefieren los alimentos enlatados y semihúmedos a los secos, independiente del sabor y aroma que estos posean (Kitchell, 1972).

Aquellos alimentos mal almacenados pueden contener aceites y grasas oxidadas. Altas concentraciones de aldehídos producidos por la oxidación de grasas y aceites son poco palatables para el animal. La palatabilidad es altamente correlacionada con el porcentaje de proteína del alimento. No obstante, aquellas dietas cuyas fuentes de proteína son de origen animal son más palatables que las de fuentes vegetales. Aunque procesos como la extrusión de la soya aumentan de manera importante su palatabilidad. Materias primas excesivamente cocidas también van en contra de la palatabilidad.

Digestibilidad

La digestión son los diversos procesos de degradación mecánica, química, y bacteriológica que reducen una sustancia alimentaria compleja a elementos absorbibles como aminoácidos, péptidos, ácidos grasos y azúcares en sus formas de monosacáridos y disacáridos. La Digestibilidad de un alimento es un criterio importante porque mide directamente la proporción de nutrientes del alimento que están disponibles para la absorción. Los dos aspectos medibles de la digestibilidad son "aparente" y "verdadera".

La primera se cuantifica midiendo la diferencia entre el contenido de materia seca de un nutriente individual en el alimento y la cantidad de heces (Lewis, Morris y Hand, 1987). Los niveles de algún nutriente en heces pueden estar influenciados por hechos que no dependen de la dieta. Un ejemplo es la proteína la cual puede estar influenciada por la muerte de células intestinales, bacterias, moco, sangre amoníaco y urea los cuales afectan los valores de la digestibilidad aparente.

La digestibilidad aparente y verdadera solo puede ser medida a través de ensayos controlados. Los resultados de estos ensayos arrojan coeficientes de digestibilidad para nutrientes en materia seca, como proteína cruda, grasa cruda y extracto libre de nitrógeno (medida de la fracción de los carbohidratos presentes). Las digestibilidades en alimentos secos Premium y Súper Premium están entre 89%, 95%, y 88% de proteína cruda, grasa cruda y carbohidratos, respectivamente.

Un alimento bajo en digestibilidad contiene una gran proporción de ingredientes que no pueden ser digeridos por las enzimas del tracto gastrointestinal. Estos componentes pasan a lo largo del tracto gastrointestinal donde son parcialmente degradados y fermentados por bacterias del colon. Esto ocasiona rápidamente la producción excesiva de gas, heces líquidas y sin forma y ocasionalmente diarrea. Como la cantidad de alimento se incrementa, la tasa de pasaje por el tracto gastrointestinal también.

En general los perros y gatos digieren mejor los ingredientes de fuentes animales que las vegetales lo cual se debe principalmente a la cantidad de lignina, celulosa y otras fibras no fermentables de las plantas. Los perros tienen coeficientes de digestibilidades aparentes más altos que los gatos. Esto se debe a una mejor capacidad de los perros de fermentar cierto tipo de fibras que los gatos.

Contenido de Energía Metabolizable El contenido de energía metabolizable de un alimento, representa la cantidad de energía disponible para el uso de un animal. La densidad energética se expresa en Kcal de energía metabolizable por unidad de peso (kg).

Dicha medida puede ser obtenida con ensayos controlados o usando valores energéticos estándar para proteína, carbohidratos y grasas (Atwater, s.f.; National Research Council NRC, 2004). La densidad energética es un factor clave cuando se trata de evaluar un alimento pues el consumo está limitado por la cantidad de energía del alimento. Por lo general, los alimentos que deben tener más densidad energética son aquellos indicados para perros de trabajo, perras y gatas lactantes.

Autor: Luis Miguel Gómez  Fuente: All Extruded


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