De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las micotoxinas son compuestos tóxicos producidos de forma natural por algunos tipos de hongos o mohos. Los hongos productores de las micotoxinas crecen en numerosos alimentos, tales como cereales, frutas desecadas, frutos secos y especias. Su crecimiento puede tener lugar antes o después de la cosecha, durante el almacenamiento o en el mismo alimento en entornos cálidos y húmedos. La mayoría de las micotoxinas son químicamente estables y persisten tras el procesamiento de los alimentos; el proceso de extrusión no elimina las micotoxinas presentes en las materias primas.

Ningún fabricante de alimento para mascotas desea provocar un problema a un dueño de mascota derivado por las micotoxinas. Sin embargo, los perros pueden estar expuestos a las micotoxinas por comer un alimento contaminado de origen, o por estar mal almacenado, o por comer un pan con hongos durante sus paseos diarios.

Uno de los principales indicadores de que un perro ha ingerido un alimento contaminado por micotoxinas es la insuficiencia hepática, la cual puede producirse por una exposición aguda o crónica (y esto puede variar por el tipo de micotoxina y por la concentración y frecuencia de exposición a ella). Otros signos comunes incluyen vómitos y pérdida de apetito, pérdida de peso, letargo, diarrea, sistema inmunológico débil, problemas respiratorios, temblores, palpitaciones cardiacas o ictericia. La responsabilidad del fabricante de pet food es grande porque además de producir un alimento que aporte los nutrientes necesarios, este debe estar libre de micotoxinas. La FDA regula los niveles de aflatoxinas en los ingredientes del alimento balanceado y el límite reglamentado actual para los animales de compañía (perros, gatos, conejos, etc.) es de 20 ppb (partes por billón) en caso de Aflatoxinas totales.

El crecimiento de los hongos y la producción de sus toxinas pueden ocurrir a causa de un almacenamiento inadecuado de los granos y de otros ingredientes utilizados en la fabricación del pet food.

En esta ocasión estaré hablando de las materias primas, sin restar la importancia que tiene una correcta fabricación, manejo y almacenamiento adecuado del alimento balanceado. Por lo general, los hongos no crecen en granos debidamente secos y almacenados, por lo que un secado eficiente de los productos básicos y el mantenimiento de la sequedad o el almacenamiento adecuado, son medidas eficaces contra el crecimiento de hongos y la producción de micotoxinas. Sin embargo, las condiciones de cosecha o la fuente de las materias primas también pueden variar significativamente de un año a otro. Por lo tanto, la solución para resolver esta situación es contar con todo un sistema de control de calidad de las materias primas y un buen programa de prácticas eficientes de almacenamiento.

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Según el Dr. Swamy Haladi, gerente del programa global de gestión de micotoxinas en Trouw Nutrition, más del 80% de los productos agrícolas están contaminados con micotoxinas. Hasta la fecha se han identificado más de 500 micotoxinas. Sin embargo, las principales micotoxinas establecidas en la alimentación animal son Aflatoxinas, Deoxinivalenol (DON), Fumonisinas (FUM), Zearalenona (ZEA), Ocratoxinas (OCH) y T2-H2T. Si estas seis están presentes, se puede suponer que hay otras 30-40 micotoxinas presentes, porque el mismo hongo puede producir múltiples micotoxinas. Además de las amenazas presentadas por las toxinas individuales, las micotoxinas pueden tener un efecto sinérgico y aditivo o antagónico. La interacción entre el DON y el ácido fusárico, la micotoxina más común de Fusarium, es un excelente ejemplo de interacción sinérgica. El ácido fusárico por sí solo no es tóxico para los animales, ni siquiera en concentraciones muy altas, pero aumenta la toxicidad del DON cuando se encuentran ambos juntos. Por un lado, vemos que las micotoxinas causan trastornos a la salud de las mascotas per se, pero por otro lado son factores anti-nutricionales al degradar la calidad de las materias primas y los alimentos balanceados.

Un buen sistema de control de las materias primas puede incluir un monitoreo regular que determine si hay o no micotoxinas presentes. Las pruebas de laboratorio no son una garantía de que el alimento o materia prima esté libre de micotoxinas. Incluso cuando los resultados no encuentran micotoxinas importantes en un ingrediente o alimento balanceado, los fabricantes de pet food deben considerar factores adicionales como la forma en que se recolectaron las muestras, el nivel de micotoxinas que caen por debajo de los niveles de detección, los niveles de toxinas no probadas y las micotoxinas enmascaradas.

Más allá de los problemas planteados por las micotoxinas conocidas, las "micotoxinas enmascaradas" introducen un nuevo nivel de complejidad al diagnosticar la presencia de micotoxinas, evaluar la toxicidad y desarrollar una solución. La investigación sobre el tema se está expandiendo en América del Norte, Europa y África.

Las micotoxinas son sustancias altamente indeseables que no deberían estar presentes en los alimentos y para las que lo ideal es una tolerancia cero. ¿Debo preocuparme de las micotoxinas? Yo diría que debo ocuparme de las micotoxinas, porque la presencia de éstas causa deterioro en la calidad de las materias primas, pero además ocasiona trastornos a la salud de las mascotas, aún en cantidades pequeñas, sobre todo si existe recurrencia en su consumo. Hay que tener en la mente que existe una alta probabilidad de que las materias primas que se emplean en la fabricación de pet food estén contaminadas, inclusive con las llamadas 'micotoxinas enmascaradas'. Por lo tanto, es importante contar con un buen sistema de calidad de las materias primas, un correcto almacenamiento que evite el incremento de la temperatura y humedad de los granos.

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Además, un programa de control en el desarrollo de hongos y levaduras mediante un plan de preservación con el uso de aditivos inhibidores como alternativa. Y finalmente, no descartar el uso de capturantes o secuestrantes de micotoxinas dentro del alimento balanceado, como parte de un plan de seguridad alimenticia.

 

Fuente: All Pet Food

Sobre el autor

Armando Enriquez de la Fuente Blanquet

Armando Enríquez es de nacionalidad mexicana y trabaja actualmente en Novus Nutrition como Regional Country Manager - México. Trabajó para Trouw Nutrition México como Gerente de Feed Additives & Key Accounts, también formó parte de la global companion animal community de dicha compañía. Trabajó para DSM Nutritional Products en diferentes posiciones; como Gerente de Mercadotecnia en Nutrición de Mascotas en Latino América, Gerente técnico de Vitaminas en Latino América, Gerente de proyecto cadena alimenticia y Gerente comercial en México. Trabajó en Productos Roche como Gerente de proyecto Mascotas, Gerente de proyecto Rumiantes y Gerente comercial. Publica editoriales en revistas especializadas de la industria de Petfood. Ha dado conferencias en el Foro Andino de Mascotas de Colombia y en el Foro Mascotas México. Es Médico Veterinario Zootecnista por la Universidad Nacional Autónoma de México y cuenta con una maestría en Administración de Empresas por la Universidad ITESO.


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