12/10/2022
Las tendencias del mercado y el desarrollo de nuevas fuentes proteicas en alimentos para mascotas.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la población mundial llegará cerca de los 9,6 billones en el año 2050 (ONU, 2019). La cantidad de alimentos necesaria para esta población, con un estilo de vida y consumo de carne cada vez mayor, será de 48,6% más de la producción actual. Para atender esta demanda, se ha promovido una intensificación de la producción de alimentos y de la producción animal, que deberá ser hecha de una forma sustentable para garantizar un planeta saludable para una población global en constante crecimiento (FAO, 2017; Liua et al., 2022).
En este contexto, fueron desarrollados los 'Objetivos de Desarrollo Sustentable' (ODS), que es una estrategia interrelacionada para la promoción de prácticas y soluciones de desarrollo sustentable, de la que se espera que, en el año 2030, todos los sectores de los países desarrollados estén alienados en esta dirección (ONU, 2015).
El crecimiento de población y tenencia de animales de compañía, contribuye con la expansión y la mayor representatividad del segmento de alimentos para mascotas en el mercado global, en relación con sus tendencias y el importante papel que ejerce el sector en la producción mundial, queda evidenciado, que el sector también debe contribuir para el alcance de los ODS en dirección a la sustentabilidad en los próximos años.
Con relación a las mascotas, el término 'sustentabilidad' puede ser definido como el manejo consciente de los recursos y residuos necesarios para cumplir con las necesidades fisiológicas, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades ambientales, sociales y económicas (Acuff et al., 2021).
La industria de alimentación de mascotas, es común trabajar con una gran variedad de materias primas; sin embargo, los debates actuales están enfocados en las fuentes de proteína, que es el macronutriente de mayor costo ecológico (Berardy et al., 2019), que es un compuesto esencial en las dietas para las especies carnívoros como perros y gatos, y siendo también, uno de los criterios para la escogencia de alimentos balanceados por parte de los tutores (Laflamme et al., 2008).
En general, las formulaciones de alimentos para mascotas son conocidas por el exceso de proteína, existiendo una gran diversidad de productos en el segmento y teniendo en el mercado, variedades de productos como, por ejemplo, aquellos libres de granos y alimentos naturales (Beaton, 2014; Wall, 2018) que promueven una competencia directa con algunos ingredientes de la alimentación humana (Swanson et al., 2013; Okin, 2017). Por otro lado, los alimentos para perros y gatos están positivamente asociados al proceso de renderización, que promueve beneficios ambientales al transformar subproductos de los animales sacrificados en ingredientes nutricionalmente útiles como las harinas de origen animal (HOA) (Meeker; Meisinger, 2015; Wilkinson; Meeker, 2021).
A pesar de su uso convencional de las HOA en la alimentación animal con sus respectivos beneficios ambientales, otras fuentes proteicas también son utilizadas en la formulación de alimentos, como la torta de soya y gluten de maíz. Las investigaciones y el desarrollo de otros tipos de proteínas alternativas son interesantes, teniendo un potencial nutricional y de sustentabilidad que son independientes de la producción animal convencional, contribuyendo con una menor competencia con alimentos destinados para la alimentación humana. Además, hay que generar debates sobre la necesidad de usar cantidades cada vez más bajas que cumplan con sus requerimientos.
En este contexto, de manera semejante a lo que pasa en las investigaciones de alimentación humana (Karmaus e Jones, 2021), las principales proteínas emergentes con interés para la alimentación de mascotas han sido aquellas obtenidas o derivadas de microorganismos unicelulares e insectos.
Las microalgas son una apuesta grande como fuente de alimento sustentable, debido a la capacidad de convertir la luz solar y las fuentes de carbono inorgánico y orgánico en biomasa de alta calidad nutricional y funcional (Nicolai et al., 2019), que, a su vez, algunas especies son fuentes ricas de proteínas y aminoácidos esenciales, con efectos antioxidantes y son también fuentes de lípidos como los ácidos grasos poliinsaturados.
En general, el término de proteína bruta, dentro del diverso grupo que componen las microalgas, se puede destacar las especies: Spirulina platensis e Chlorella vulgaris que poseen entre el 60 – 71% y el 51 – 58%, respectivamente de este nutriente (Souza et al., 2019). Sin embargo, la composición nutricional ideal de las algas depende de su cultivo, procesamiento y de factores ambientales, como el pH, intensidad de la luz, nutrientes, suministro de CO2 y temperatura.
Comparado con otros alimentos proteicos, las microalgas se presentan como organismos competentes para sintetizar aminoácidos esenciales como leucina, isoleucina, metionina, lisina, treonina, valina e histidina (Guil-Guerrero et al., 2004) y pueden presentar valores semejantes e inclusive, más elevados en términos de lisina y metionina cuando son comparadas con leguminosas, productos a base de maíz y soja (Spínola., 2021); sin embargo, pequeñas deficiencias pueden ser observadas entre los aminoácidos sulfurados como metionina y cisteína, que son característicos de las proteínas vegetales (Becker, 2004).
A pesar de ya tener en el mercado alimentos balanceados para perros y gatos con inclusión de microalgas, principalmente de las especies Spirulina platensis e Chlorella sps. con niveles de hasta 0,4% (Beynen, 2019), aún son pocas las investigaciones donde se evalúan la digestibilidad y palatabilidad de estos elementos en los alimentos balanceados para mascotas. Además de esto y más allá que la utilización de las microalgas en la industria de alimentación para mascotas está ganando importancia por los altos valores nutricionales y por el aumento de la producción, la obtención de la biomasa total aún no es suficiente para atender las enormes necesidades de la industria, lo que contribuye su inclusión solamente en alimentos para mascotas con clasificación premium y superpremium.
Dentro de los productos de origen microbiano, las levaduras son subproductos de la industria cervecera (Butolo, 1991), que en la actualidad están siendo aplicados en gran número en procesos fermentativos (Bourgeois e Larpent, 1995). En la dieta de las mascotas, el uso de levaduras ha sido incorporado por su contenido alto en proteínas y bajo en lípidos, mostrando efectos benéficos en la salud de la microbiota de perros (Lin et al., 2019); sin embargo, pocas investigaciones se han llevado a cabo cuando son usadas como fuente de proteína en la dieta de perros y gatos.
En la industria de alimentos para mascotas, las levaduras ya están siendo incluidas como ingrediente funcional en una baja tasa de inclusión, lo que puede justificarse porque altos niveles de inclusión están asociados con materias fecales blandas y malformadas, siendo recomendado en niveles de hasta el 15%, esto debido a la limitada disponibilidad y precio alto en el mercado, como el de la levadura de cerveza (Martins et al., 2013).
En un estudio (Martins et al., 2013), al comparar la inclusión en dietas con 15% de diferentes tipos de levaduras: levadura de cerveza, levadura de azúcar integral y auto lisada (proceso de secado por pulverización), fue observado que la levadura de cerveza tenía más proteína y con tendencia a ser más digestibles que las dos levaduras de caña, sin embargo, las digestibilidades de las tres levaduras fueron adecuadas para el uso en dietas para perros; en un estudio más reciente, concluyó que la levadura de caña seca puede ser incluida en dietas caninas con niveles seguros próximos al 30% (Reilly et al., 2021).
A pesar del potencial de sustentabilidad y las ventajas con relación a otros microorganismos, principalmente en virtud de su capacidad de asimilar una gran variedad de sustratos, su alta velocidad de crecimiento y facilidad de separación de su biomasa (ICIDCA, 1999), el uso de levaduras como fuente de proteína en las dietas para animales de compañía es poco conocido, siendo necesarios mayores estudios.
Con relación al uso de insectos en la alimentación animal, como fuente de proteína alternativa a las ya existentes, esto puede ser justificado por su valor nutritivo y con beneficio al medio ambiente. Los insectos comestibles se constituyen como una buena fuente de proteína cuya concentración puede variar entre el 40 – 70% en la materia seca, dependiendo de la especie (Lisenko, 2017; Sosa e Fogliano, 2017) con un buen nivel de aminoácidos esenciales (Oliveira et al., 2017); además de esto, los insectos son buena fuente de lípidos, pudiendo variar de 10 – 50% en la materia seca, con gran cantidad de ácido linoleico (18:2 n-6) y alfa linolénico (18:3 n-3) cuando son comparados a otras fuentes (Lucas et al., 2020). Además, tiene niveles adecuados de vitaminas (riboflavina, ácido pantoténico, biotina, ácido fólico) y minerales (calcio, hierro y zinc) (Govorushko, 2019).
Se estima que cerca del 50% de la industria de insectos está dedicada para el segmento de alimentos para mascotas (Huis, 2022). Las investigaciones se han basado principalmente en las larvas de la mosca soldado negro (Hermetia illucens), de tenebrio molitor (Tenebrio molitor) y grillo (Gryllodes sigillatus), siendo procesados en la forma de harinas. En términos de digestibilidad, medido como nitrógeno fecal, en perros y gatos consumiendo dietas extrusadas de larvas de soldado negro (BSF), desengrasadas, secas y molidas, con un nivel de inclusión promedio de 2%, esta digestibilidad varió entre 73,4 – 87,2% (Bosch e Swanson, 2021; Paßlack e Zentek, 2018; Yamka et al., 2019), y en ensayos de digestibilidad in vitro en perros, su resultado alcanzó un coeficiente del 89,7% (Bosch et al., 2014).
Estudios con harina de tenebrio tuvieron valores de digestibilidad aparente de 83,6% para peros y 80,4% para gatos por el método convencional y varió entre 91,3 – 92,5% en la digestión in vitro para perros (Bosch et al., 2014; Bosch et al., 2016). Con la inclusión de 8 -24% de grillos cocidos, molidos en alimentos secos y extrusados para perros, la digestibilidad varió entre 82,1 – 86,0% (Kilburn et al., 2020). En lo referente a la disponibilidad de aminoácidos esenciales, la BSF puede ser limitante en metionina para gatos y treonina para perros (Bosch e Swanson, 2021).
La calidad fecal también fue investigada, con una inclusión de 24% de harina de grillo, no fueron observadas inconsistencias (Kilburn et al., 2020), siendo también verificado con BSF a un nivel de 30% de inclusión en alimentos secos extrusados (Meyer et al., 2019). Pocos estudios (Kilburn et al., 2020; Paßlack e Zentek, 2018; Yamka et al., 2019) muestran que, en términos de palatabilidad en perros y gatos, hay diferentes preferencias de acuerdo con la especie de insecto y su nivel de inclusión en las dietas, pero en general los perros parecen aceptar alimentos conteniendo hasta 10% de harina de BSFL y 24% de grillos, mientras para gatos es de 5% de BSF.
Es posible que la composición nutricional de los insectos permita la sustitución completa de algunas fuentes de origen vegetal, como, por ejemplo, la de la soya que es usada en los alimentos balanceados. Bosch et al. (2014), verificaron que el contenido de proteína bruta de substratos de insectos fue mayor cuando fue comparado con la proteína de torta de soya y fue semejante al de la harina de carne de aves y pescado.
Además de esto, las dietas basadas en insectos son consideradas hipoalergénicas y surgen como una opción para los tutores de perros y gatos que sufren de sensibilidad alimentaria (Bosch e Swanson, 2020). Otros aspectos interesantes del uso de insectos en el contexto de alimentación de perros y gatos, son la efectividad en la conversión alimentaria, bajas emisiones de gases efecto invernadero y bajas necesidades de agua y uso de la tierra cuando son comparados con otras especies (Van Huis e Oonincx, 2017); además, no son necesariamente competencia con los alimentos para humanos (Liu, 2020; Huis, 2020) y su manejo tiende a ser más sustentable que en los otros animales convencionales como lo son la producción de bovinos, suínos y aves (Bosch e Swanson, 2020; Liu, 2020).
Finalmente, para tener una producción más eficiente y más extendida en alimentos para mascotas, son necesarios más estudios para entender mejor aspectos como fracciones no digeridas de los insectos (quitina), que está presente en la cutícula de estas especies, su potencial prebiótico y el impacto en la salud de las mascotas (Bosch e Swanson, 2020); además, se tendrían que desarrollar mejores legislaciones, determinar las cantidades de inclusión, investigar en aspectos relacionados con la preferencia, aceptación y confianza de los tutores de perros y gatos para estas alternativas, porque también son parte de este desafío.
Para superar las barreras de sustentabilidad, será necesario implementar estrategias de producción exitosas, apoyo de los tutores de perros y gatos y mayor investigación.
Fuente: Sinpet
Por: Jéssyka Laura Galdino Costa - Ingrid Caroline da Silva - Josiane Aparecida Volpato - Fernando José González González -Ricardo Souza Vasconcellos